jueves, 26 de septiembre de 2013

Sócrates. Roberto Rossellini. 1971.

Busto de Sócrates. Museo Nacional de Nápoles.
Fuente (Wikipedia)
La segunda entrada que dedicamos a la figura de Sócrates en este blog quiere analizar la película que en 1971 el director italiano Roberto Rosellini le dedica al filósofo griego. Rosellini llevó a cabo al final de su carrera cinematográfica una serie de telefilms con fines pedagógicos que resultan muy interesantes para nosotros porque se acercan a algunas de las figuras del pensamiento filosófico más importantes de la historia. Esta es quizás la película de esta serie que, desde un tiempo, se encuentra con más facilidad en la red, yo la he encontrado en Youtube, os dejo el enlace (por si no la habéis visto) y después comentaremos algunos de sus detalles y los contrapondremos a la visión del filósofo griego que habíamos visto en el libro de Stone.


Breve sinopsis de la película.
La película se sitúa en una Atenas en plena convulsión política: tras la guerra del Peloponeso la democracia ateniense se ve sustituida por un gobierno oligárquico, el llamado gobierno de los Treinta Tiranos por estar compuesto por treinta magistrados que concentran en sus manos todo el poder. En esta situación convulsa Sócrates (interpretado por Jean Sylvère) se encuentra en una difícil tesitura: en la primera escena que lo vemos está siendo empujado y golpeado por dos atenienses en el mercado de la ciudad. No en vano es protagonista indirecto de los hechos políticos que han tenido lugar recientemente ya que uno de sus más importantes discípulos, Critias, es miembro destacado de los Treinta por su crueldad y, su discípulo favorito, Alcibíades, fue desterrado y había servido durante un tiempo como consejero a los espartanos. Pero por paradójico que pueda parecer la tiranía que entonces vive Atenas tampoco beneficia a nuestro protagonista, todo lo contrario: Calicles le prohíbe la enseñanza a los jóvenes y, para demostrar su lealtad al nuevo gobierno de Atenas es obligado junto con otros a ir en busca y captura de Cleón de Salamina (mandato que Sócrates no cumplirá, pues se vuelve a casa).
La democracia es restaurada por Trasículo y un grupo de atenienses que habían escapado al exilio en ciudades como Tebas o Megara (temerosas de la posible hegemonía total de Esparta), en una lucha en la que Critias pierde la vida. Pero con el nuevo gobierno los problemas de Sócrates no hacen sino comenzar: Rossellini nos muestra como se burlan de él trayendo a colación la imagen que los cómicos como Aristófanes han difundido (difamaciones que tendrán mucha importancia a la hora de acusarlo). También problemáticas resultan sus opiniones políticas: un poco más adelante mostrará ante los que serán sus futuros acusadores su desprecio por el modo democrático de elección de los magistrados (considera de suma importancia esta elección como para dejarla al capricho de la suerte). Melito le avisa de que esas palabras pueden traerle problemas, del mismo modo que se lo trajeron a otros filósofos extranjeros (le habla de Protágoras cuando, paradójicamente, el sofista defendía todo lo contrario a lo expuesto por Sócrates en la escena anterior). 
Las consecuencias no se hacen esperar y pronto Sócrates es acusado ante el tribunal de Atenas de no creer en la divinidades de la ciudad, de tratar de introducir otras nuevas y de corromper a la juventud. La pena exigida es nada menos que la pena de muerte. Pero esto no consigue amedrentar a nuestro protagonista:el director italiano nos lo muestra continuando con la labor que su daimon (su divinidad particular) le había encomendado, esto es, hacer ver a los otros hombres que no saben en realidad lo que creen saber. En orden a esto lo vemos discutir con Hipias acerca de la belleza, con Eutifrón sobre el significado de la piedad, atreviéndose incluso a contraponer a Lisias (el que en principio estaba encargado de su defensa) en lo referente a la verdad y a la elocuencia.
Durante el proceso vemos a Sócrates defendiéndose a sí mismo frente a las acusaciones de Melito, Anito y Licón. En primer lugar tratará de defenderse de las acusaciones de los cómicos, que siempre lo han presentando como un filósofo de la naturaleza y un introductor de nuevos dioses, tras esa caricatura había una acusación mucho más peligrosa: la de ateísmo. El personajes que éstos quieren pretender ver en Sócrates no existe en la realidad. La acusación no puede provenir de estos cargos sino del hecho de haber sido proclamado, a partir de la pregunta que Clerefonte hizo al oráculo de Delfos, el hombre más sabio de toda Grecia: es decir, por saber que nada sabe, al contrario de los demás hombres, que sin saber nada ni siquiera conocen su propia ignorancia. Posteriormente, a través de sus argumentos, Sócrates muestra como todas las acusaciones de Melito son infundadas, puras calumnias. Desde mi punto de vista aquí Rossellini cae en un error al presentar el juicio tal y como lo hace ya que para cualquier espectador no queda otra salida que pensar en dos posibilidades: o que el jurado de Atenas está corrupto en su mayoría, o que simplemente son imbéciles. Está claro que su intención está más cercana a la primera opción (más socrática) que a la segunda, pero esto podemos comentarlo más tarde, ahora sigamos con la sinopsis película.
Cuando Sócrates es efectivamente condenado a muerte le dan la oportunidad de conmutar la pena ofreciendo algo a cambio. Entonces el filósofo, en uno de los pocos momentos de esa ironía que tanto lo ha caracterizado en la historia del pensamiento y que en la visión que nos da Rossellini apenas se deja notar, pide como conmutación de la pena el derecho a ocupar un lugar en el Pritaneo (el lugar reservado a los benefactores de la ciudad), algo que hace arder en cólera a todos los presentes. Tras esto, nadie puede evitar que el filósofo sea condenado a muerte por una mayoría de 140 votos.
Los discípulos de Sócrates, preocupados por la suerte de su maestro, tratan de convencerlo para que emprenda la huida. Critón es el encargado de convencer a nuestro protagonista, por lo que de mañana lo visita en su celda. Sócrates se niega en redondo a aceptar la solución que le presentan, imagina que las Leyes de la ciudad se le presentan en persona y, tras ver su intención, le echan en cara el hecho de pretender ser infiel cuando las cosas se ponen feas, después de haberse servido de ellas durante toda su vida.
La película finaliza cuando Sócrates toma la cicuta, uno de los momentos más bellos del film (no en vano muchos pintores han tratado de plasmar en el lienzo este momento debido a su gran belleza y emotividad). La escena que Rossellini nos presenta no está exenta de dicha belleza. Sócrates nos habla de la muerte en términos muy cercanos a Platón, en ese sentido nos dirá cosas como: "Los hombres calumnian a los cisnes. En la hora de la muerte los cisnes no cantan de desesperación, sino porque son felices de ir junto a los dioses, a servirles". En efecto, Sócrates nos presenta la teoría platónica de la inmortalidad del alma, de que la muerte no tiene que ser un trance doloroso ni ser considerado como algo negativo porque es el puente a una vida mejor en la que se alcanza el verdadero conocimiento.
Finalmente, y antes de hacer un comentario crítico, destacar el importante papel que Rossellini hace jugar a Jantipa, la mujer de Sócrates (aquí interpretada por Anne Caprile como una clásica mamma italiana). Me sorprendió muchísimo la importancia que el director italiano le da a un personaje que en los diálogos de Platón no es ni siquiera secundario (anecdótico más bien se podría decir). En esta película Jantipa en cambio se presenta como alguien rebosante de sentido común, conocedora del mensaje filosófico de su marido (del que se confiesa bastante harta) e incluso capaz de predecir los futuros problemas de su esposo.

Comentario Crítico personal.
Como podéis observar la visión que Rosellini presenta de Sócrates difiere mucho de la que habíamos visto en I. F. Stone. Me atrevo a decir que su punto de vista sobre el filósofo griego puede haber caído en el error contrario: el Sócrates de Rossellini queda muy lejos del partidario de Esparta que nos presenta Stone, sus alusiones a la política son  muy escasas (por no decir casi nulas), se trata de un maestro venerado y amado por sus discípulos y, de un modo inexplicable, brutalmente acusado por sus conciudadanos. Cuando se ve la película uno puede llegar a tener la sensación de que la sociedad ateniense estaba enferma, de que era capaz de acusar a un hombre bueno y justo a la muerte sin motivos racionales, simplemente por envidia o rencor. Ahora sí puedo entender en cierta medida a Stone y su intento de demostrar la culpabilidad de Sócrates, el periodista americano trataba con ello de romper con la imagen tradicional de extrema veneración que se sentía por el maestro y que conducía a considerar la sociedad ateniense del momento (una sociedad famosa por su tolerancia y fecundidad política, artística, filosófica, etc.) como una sociedad corrupta o completamente fuera de sus cabales. El problema es que ambos autores están dando una imagen difuminada de Sócrates, no real, no humana sino excesivamente contagiada por la mitificación (Rossellini en cuanto la comparte, Stone en cuanto pretende derruirla). Se trata de un Sócrates escindido que, o bien solo contiene elementos positivos (Rossellini nos lo presenta con muchos rasgos que sospechosamente lo acercan al Mesías, con el que comparte muchos elementos en común) o bien es el precedente de los dictadores totalitarios que conocerá el siglo XX (desde el punto de vista de Stone). Considero que ambas visiones son erróneas, que contienen elementos de verdad pero que en su mensaje último caen en el error, por ello creo necesario complementarlas, en el término medio se encuentra la virtud.

11 comentarios:

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  3. Wey nmms, mi mejor amigo está haciendo una reseña de esta película y está súper aburrida, osea hello, ¿No podían hacer algo más entretenido? okno, la neta si está entretenida xd

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  4. Respuestas
    1. pero me ha servido <3

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    2. la verdad no por que no es lo suficiente bueno para todo lo que hiso Sócrates

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  5. Muchas gracias al blog con su portal el cual es uno de los mejores y más gratificantes para nosotros.

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  6. Breve dice
    Escribe 4000 palabras epicamente*

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